Queridos Amigos,

 

Como Cristianos creemos que Dios se hizo hombre para salvarnos. ¡Esta es la Buena Nueva! 

 

Este amor que Dios ha enseñado a su gente junto con su propio ejemplo, se dejan de lado hoy en día para centrarse en cuestiones sobre temas morales y especialmente relativos a sexualidad, donde somos rechazados por la sociedad contemporánea al decir que promovemos una serie de reglas que provocan frustración.  ¡Imaginad por un momento, que la opinión pública demostrara tanto interés en el amor de Cristo y su mensaje, como el que muestra hoy al hablar sobre lo que piensa que la Cristiandad enseña en materia de sexualidad!  Desafortunadamente es todo lo contrario, la unión sexual es una expresión de la realización del amor y una demostración de que nosotros hemos sido creados a imagen y semejanza de dios (veáse nuestro boletín de Noviembre „El Cuerpo Revela a Dios“).  ¡La sexualidad es un precioso regalo, no deberíamos desperdiciarlo!

 

Deberíamos intentar entederla cada vez mejor y en mayor profundidad.  Leed en esta Carta para Europa las Reflexiones de Monseñor Leonard sobre el porqué deberíamos respetar lo que está tan íntimamente conectado a lo que somos.

 

¡Por una renovada Europa basada en los valores Cristianos!

 

Su Equipo de „Europa por Cristo!“

 

P.D.: ¡No os olvidéis de rezar el Padrenuestro diario por una Europa basada en los valores Cristianos!

 

 

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Los profetas son a menudo aquellos que tienen la razón demasiado pronto

Por Monseñor André-Mutien Léonard

 

Un periódico alemán anunció que Alemania ha batido todos los récords en materia de natalidad, con 8,5 nacimientos por cada 1000 habitantes.  El índice de fertilidad es de 1,36 hijos por mujer, pero podría descender fácilmente por debajo de 1.  Ya va siendo hora de empezar a grabar cintas con la lengua de Goethe ya que los estudiosos en demografía preveen que, a menos que haya un cambio radical, los Alemanes –incluyendo su lengua- habrán desaparecido después de 12 generaciones, es decir, hacia el 2300.  Esta tendencia puede notarse en la mayoría de las sociedades modernas, un suicidio colectivo con la píldora y el aborto…

 

Las enseñanzas de Pablo VI y de muchos líderes de la Iglesia en materia de aborto y anticonceptivos fueron a menudo representados como retrógados.  Con el tiempo, llegarán a ser más y más proféticos.

 

Primero tenemos el asunto de la anticoncepción: existe una relación muy profunda entre por una parte, el amor carnal entre un hombre y una mujer, y por otra parte, la abertura a la vida.  Está grabado en la parte más profunda de nuestro ser, pero también de nuestra psyche, como bien demostró Freud. Esta relación está en manos de nuestra libertad responsable.  En los animales, la conexión entre la unión y la reproducción depende del poder del instinto.  En la especie humana es la libertad la que debería estar al cargo, de forma responsable.  Esta responsabilidad está conectada al respeto y no sólo a nuestro control.  Incluso si tenemos en cuenta nuestra naturaleza física, hemos aprendido a nuestro pesar que el control absoluto resulta en catástrofes ecológicas.  ¿Qué podemos decir entonces sobre nuestra naturaleza humana que es a la vez carnal y espiritual?

 

El peligro de la anticoncepción es que a la larga desconecta el amor y la procreación. Esto es lo que hoy en día estamos experimentando.  Por un lado, el sexo como fin en sí mismo, girando entorno a sí mismo, desconectado del regalo de la vida y abocando en esterilidad, en el „invierno demográfico“.  Por otro lado la producción de vida humana, desconectada del amor carnal entre un hombre y una mujer, por medios erróneos que pueden verse en el horizonte o que ya existen.

 

Con el tiempo uno entiende mejor la sabiduría que yace en la Tradición Cristiana cuando recomiendo que el hombre y la mujer vivan su fertilidad sin acudir a métodos no naturales de anticoncepción.  El hombre y la mujer –en base de igualdad- conociendo los pocos días al mes en los que la mujer es fértil, y por buenos motivos temporalmente necesitando evitar el tener un hijo, pueden tener relaciones íntimas en los días infértiles.  Hoy en día estos métodos han sido bien investigados y son fiables.  Aparte del plus ecológico (no tener que tragar pastillas) tienen la inmensa ventaja de animar al hombre y a la mujer a conocerse mejor el uno al otro y a hablar entre ellos.  A la vez, la estrecha relación entre el amor y el regalo de la vida se respeta en lugar de destruirse.

 

La Iglesia es también profética en la cuestión del aborto.  Si estamos aquí ahora, es porque fuimos respetados cuando éramos minúsculos embriones, pequeños fetos.  ¿Porqué ahora otros no deberían gozar del mismo respeto?  Nadie practicaría abortos, ningún Parlamento lo legalizaría, si pudiera tener efectos retroactivos:  si ahora se pudiera matar a todos aquellos que no fueron abortados en su momento por ser el aborto ilegal.  Vale la pena pensar sobre esto.  ¡Hay que dar las gracias a la Iglesia por ayudarnos a ello y por enseñarnos a la vez a amar al niño que va a nacer y a la mujer que a veces tiene graves problemas al tener un embarazo no deseado!

 

Los profetas son a menudo aquellos que tienen razón antes de tiempo adelantándose a su época. ¡Pero a pesar de ello están en lo cierto!

 

 

Monseñor André Léonard es obispo de Namur (Bélgica) desde 1991 y Profesor de Filosofía en la Universidad Católica de Louvain en Bélgica. También fue miembro de la Comisión Teológica Internacional en 1987, el Consejo asesor para la Congregación Romana de la Doctrina de la Fe.